Pueden pasar a la escuela (con su gafete de tutor o INE) a partir del lunes 31 de octubre del 2022 en un horario de 15:00 pm a 19:30 pm
El altar de Día de Muertos es una gran tradición mexicana que debemos preservar.
El altar de Día de Muertos está compuesto por elementos básicos cuyo valioso significado lo ha convertido en una de las partes más importantes de la celebración de muertos.
Ésta se lleva a cabo gracias a que, según se cree, las ánimas regresan a disfrutar los platillos, a probar la fruta y a contemplar la flor de cempasúchil que se les ofrece.
De esta forma, vivos y muertos se reencuentran en una dimensión que les permite convivir. Cabe mencionar que las ofrendas se colocan en una mesa con dos niveles que simbolizan el cielo y la tierra.
Si es de tres, se les añade el purgatorio.
Las más grandes son de siete niveles y representan los pasos para llegar al descanso eterno.
Ofrendar, en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl). La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo.
Se recibe a los muertos con elementos naturales, frugales e intangibles -incluimos aquí las estelas de olores y fragancias que le nacen a las flores, al incienso y al copal-.
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